Desde el año pasado llevamos una relación amor-odio. Conste que yo, con no poco esfuerzo y menos ganas intenté que fuera más amor que odio. Pero no pudo ser.
Mi conciencia esta tranquila. Por desgracia para ti, no puedo decir lo mismo de mis ánimos. Todo lo contrario, en estos 30 segundos que llevo tecleando he visto en mi mente 35 maneras diferentes de joderte las mañanas junto a 5 teclas voladoras.
He perdonado que maltrates a la Conejona, que me hagas dormir un mes con las mismas sábanas e incluso he aprendido a convivir con pelusas del tamaño de un caniche. Tambien me ha encantado ver que soy la chica del pasillo con más maquillaje en el tocador (literalmente, claro, de hecho hay manchas de mi primer jueves aqui).
Decidí empezar un nuevo curso con buen pie, y entre otras cosas me propuse ser tu amiga. Con decirte que hasta pensaba en ir de cuncas contigo.... Pero otra vez, el cruel sino nos ha separado. Me has traicionado. Cometiste una grave ofensa contra mi higiene personal, y eso lo siento Manola, no te lo permito.
Como chica fina y elegante que soy, acostumbro a llevar la ropa LIMPIA y a ser posible uso una braga diaria. Entiendo que en tu pueblo de mierda, les deis los cuatro usos que permite una braga: delante, atras, (le damos la vuelta) y de nuevo, delante y atras. Pero mira no. Por esas no paso.
Antes de explicarme, he de decirte que en mi pueblo, llamemosle "Alli-donde-usan-bragas-limpias", hay un sitio llamado Ali Hogar. Un buen día, pasando por allí, expresamente pensando en los lunes y jueves barrosianos, compré una preciosa bolsa para la colada, era blanca, enorme y con un hueco para mi numero de habitación.
Pensé "Oh! Manola no se podrá quejar". Pero sí pudiste. Y, ¿Que mejor demostración de tu odio hacia mi bolsa (llenita por cierto) que no recogerla el lunes? Y yo, confiando en ti dije: "Oh! se le habrá pasado!" Pero no. El jueves me la volviste a jugar. Y ¿que me dijste? "E que esa bolsa é moi resbaladiza e cáeseme do carro ó levala abaixo"
"Tócate los cojones" pensé. Antes de decirlo bien alto, respiré, inspiré y sugerí: " Y si la pones de primera, en el fondo del carrito?" Sonreíste con esa sonrisa cabrona de limpiadora y te fuiste. Entendí que tu instinto de tocahuevos no lo permitiría.
Pues bien querida, esto es la guerra. Me odias, te odio. Así de simple. He tenido que recurrir a mi antigua bolsa de red, gracias a la cual, todo el pasillo sabe el aspecto de mis más íntimas prendas. Para colmo de males he tenido que aguantar a una China y una Gitana, que se reían de mi y mi desgracias. Motivos no les faltaban:
Al trasladar el contenido de la superbolsa a la bolsa indiscreta, toda la ropa sucia de dos semanas rodó por el suelo y se topó con la pelusa-caniche.
Al intentar cerrar la bolsa indiscreta, la cremallera de esta estalló.
Al ir a buscar un cierre nuevo, cerrar la bolsa indiscreta y suspirar triunfante, me dice la Gitana que no metí el justificante de la ropa.
Al abrirla, rompi el nuevo cierre, lo que me llevó a defecar sacrílegamente en cuantos santos, angeles y arcangeles se me pusieron por delante.
Conclusión: he puesto una colada en mi mierda bolsa rota, y la China se ofreció, muy amablemente a poner el albornoz en su bolsa. Creo que era cachondeo. Ya me dió igual.